El parapente es un planeador ultraligero flexible. Es un tipo especial de paracaídas diseñado para volar y aterrizar sin otro requerimiento que viento, fuerza de gravedad y la fuerza del piloto.
El parapente se diferencia de otros deportes aéreos al no tener ningún elemento rígido en su estructura.
Está compuesto por varios cajones de tela que van de delante atrás. La parte delantera de estos cajones está abierta y forma el borde de ataque. Entre los cajones hay unas membranas longitudinales que sirven para mantener las alas uniformes.
Las cuerdas o las líneas que unen al piloto salen de entre los cajones. Estas cuerdas se agrupan en cuatro cintas, y de estas cuelga el arnés. Hay otras cuerdas que el piloto domina por medio de los elevadores traseros. Si se tira de ambas a la vez, se consigue bajar al borde de la salida; si se tira solo una, se baja hacia solo este lado.
Sus inicios se remontan a los años 60, cuando ingenieros de la NASA intentaban diseñar una aeronave ligera para recuperar las cápsulas espaciales. De aquí nació el diseño del parapente -o paracaídas dirigible- y del Ala Delta. Más tarde, se diferenciaría claramente el paracaídas dirigible del parapente.
Desde los años 80 ha llovido mucho, y los parapentes también han cambiado mucho. Si bien en sus inicios fue un deporte de intrépidos aventureros, ahora, es un deporte regulado por estamentos oficiales y el material tiene que pasar por unas homologaciones a nivel internacional, sin las cuales no se puede comercializar ninguna aeronave. Estas homologaciones, entre muchas cosas, obligan a que todo el material aguante unas 8 veces el esfuerzo máximo para el cual ha sido diseñado.
Aunque como todos sabemos, nada es imposible… Por si acaso también se lleva un paracaídas de seguridad. En caso de que el parapente dejara de volar por cualquier motivo, bajaríamos seguros en el paracaídas. Como se puede ver, a la seguridad, es un tema que se da mucha importancia.